martes, 26 de agosto de 2008

Baquedano

Frente a mí, la mesa
Y a ti, yo
Frente a mí, un gesto
Que había olvidado

El mantel de colores
se vuelve incapaz de colorear el ambiente
y sin embargo, carente
en mi cabeza, tu gesto

Ese gesto que había olvidado
que el inconsciente como tesoro supo antes que yo
que guardó, que escondió
de mi, para no reventar mi cabeza

Verte, la mesa, tu
es como escalar las puntas
de las ramas de un árbol
sin hojas

Olerte, la mesa, tu
es como el jarrón de cristal que cayó a nuestros pies
es pisar hojas secas
como torcer la mano de un manco

Ese gesto, que rememora la esperanza
que marinera ya no está
el impulso deshecho
la fraternidad del silencio, mi querido

Las plantas rehuyen la verdad depuesta
el aire que navega entre tu brazo y el mío
mientras mi mano baila un cigarro
tu boca se desboca en persecuciones

Una felicidad expuesta
tu expectación y mi nula vision
el vaso se derrama lento, mi querido
lo trizado que ignoro a propósito

Mi pecho se contrae,
camino, callo y entre pasos
se acelera la solitud, que incómoda quiere huir
de mi, que te divisa

La felicidad, la bondad, la caridad
buenas noches
mi fraternal contacto
mi amable recuerdo, jamás hiciste mal

Solo me entregaste lo que ofreciste eterno
dos cobardes, buscando un café en Santiago
dos conocidos que conociéndose
se encuentran desconocidos. Un gusto.

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