Debió ser un pájaro que se
Posó sobre la escarcha, y el árbol
Quizás se apareció y no se dejó ver
Un remolino de relámpagos fugaces,
Un horizonte morado por la lucha,
Los suelos rojos de sangre combativa
Los puños de las gentes enrabiadas
Los dedos nerviosos por entre cigarros
Se consumían en el subsuelo
Bajo en la oscuridad
Lejos por las tempestades grandiosas-soles maravillosos
Que ensordecían ojos ventisqueros,
Las flores gotearon esperanzas renovadas.
Y un nuevo mundo igual al otro pereció azul rubí
Las venas ardientes elevaron gritos
Los nudillos quemaron el orgullo
La necesidad de color padeció las murallas
Los tonos reventaron tímpanos
los remolinos giraron rebelión
los ojos reclamaron el hedor a sumisión
las gentes anhelaron paz-amor-escuchar
los niños ya no murieron sin saber si ser o no estar.