Un día pensamos seguir juntos hasta el fin de los tiempos y juramos que la revolución seguiría ardiente en nuestras venas infranqueables, pensamos y juramos también que la vida para nosotros sería distinta a la de todos los demás, juramos que estaríamos juntos hasta “grandes” y luego de grandes tendríamos mesas de playa en la pieza.
Te vi me viste un día, y nunca nos dejamos de mirar a los ojos, mis ojos grandes a tus ojos chicos, mis pequeñas manos en tus inmensas manos. Comprábamos cigarros sueltos y nos íbamos a centro a correr a correr y reír y reír... estábamos solos muy solos.
Hoy llegaste, como llega tu hijo, como un milagro. Hoy te miro a los ojos y veo un hombre, han pasado tantos años mi querido y amado Pablo, y aun no puedo creer que te ame tanto y tanto haya durado este amor. Hoy que te veo no puedo ni quiero creer que esos años han pasado y que ahora nos presentamos como dos adultos.
Sé quien tomo de peor manera la adultez… sabes que los cochinos procesos no funcionan… Y te miro, solo júrame que aunque no me veas no me dejarás, tu protección me hizo mujer, tu me viste niña, luego adolescente y ahora una mujercita pequeña y escueta – lloro mucho por tu felicidad y porque una parte de ti viene al mundo, habrá que darle la bienvenida y aunque todo aquí es medio hostil, el aire frío y los robos masivos, él vendrá maravilloso como hijo del mundo a cambiarlo a pintarlo, a pensar…
Tu hijo me quiebra como sujeto, tu hijo esta haciendo que me vea con la luz apagada, descubriendo que todos seguimos caminos distintos y ahora con tu bella y fuerte mujer harás de otro ser un hombre como tu, un gran hombre, el mejor que he conocido, yo te amo tanto que no me esta cabiendo en el corazón y me duele abrir los ojos.
Amado amigo, te doy las gracias solamente por hablar, por decir, por las veces que me cuidaste, por decirme que serás papá y por quererme.
Me alegro que tu hermosa e inteligente mujer fecunda, que lanza aires de vida por las raíces de sus cabellos y por su risa se haya fijado en ti y te quiera. Nada mejor para el mejor de los hombres.
(oye Pablo parece que ya somos grandes)
Te vi me viste un día, y nunca nos dejamos de mirar a los ojos, mis ojos grandes a tus ojos chicos, mis pequeñas manos en tus inmensas manos. Comprábamos cigarros sueltos y nos íbamos a centro a correr a correr y reír y reír... estábamos solos muy solos.
Hoy llegaste, como llega tu hijo, como un milagro. Hoy te miro a los ojos y veo un hombre, han pasado tantos años mi querido y amado Pablo, y aun no puedo creer que te ame tanto y tanto haya durado este amor. Hoy que te veo no puedo ni quiero creer que esos años han pasado y que ahora nos presentamos como dos adultos.
Sé quien tomo de peor manera la adultez… sabes que los cochinos procesos no funcionan… Y te miro, solo júrame que aunque no me veas no me dejarás, tu protección me hizo mujer, tu me viste niña, luego adolescente y ahora una mujercita pequeña y escueta – lloro mucho por tu felicidad y porque una parte de ti viene al mundo, habrá que darle la bienvenida y aunque todo aquí es medio hostil, el aire frío y los robos masivos, él vendrá maravilloso como hijo del mundo a cambiarlo a pintarlo, a pensar…
Tu hijo me quiebra como sujeto, tu hijo esta haciendo que me vea con la luz apagada, descubriendo que todos seguimos caminos distintos y ahora con tu bella y fuerte mujer harás de otro ser un hombre como tu, un gran hombre, el mejor que he conocido, yo te amo tanto que no me esta cabiendo en el corazón y me duele abrir los ojos.
Amado amigo, te doy las gracias solamente por hablar, por decir, por las veces que me cuidaste, por decirme que serás papá y por quererme.
Me alegro que tu hermosa e inteligente mujer fecunda, que lanza aires de vida por las raíces de sus cabellos y por su risa se haya fijado en ti y te quiera. Nada mejor para el mejor de los hombres.
(oye Pablo parece que ya somos grandes)
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