martes, 30 de septiembre de 2008

Metafóricamente

Metafóricamente, los panales de abejas zumban una hora desierta, entre languideces, despierta está la maravilla de las voces que mudas gritan la apertura de la carne y ahí está, mas fuerte que nunca el abismo que lo puede alejar, alejar del “yo” que incipiente en su “tu” se dejó pasar y hoy no como mañana sino como ayer, se presentan libres de las viejas ataduras para poner nuevas, añaden un sentido redentor a la lucha del entregar privando, por que así causa menos dolor, un dolor que carcome los codos, que revienta las menopausias circuncidadas. ¿Qué hacen si se quiere dar tanto?- amarran los panales, roban su miel y luego ¡que!, la desaparición de la carne y la absolución de la bondad, que de bondad en bondad caridad egoísta se vuelve; en que piensan si de pensar pensando racionalmente la razón hija del miedo es. Que se hace con la fe que a estas alturas como surcos en la espalda rasguña la presencia existente, empírica, real. De ficción en ficción imaginando imaginarios, talvés posibles en un mundo prefabricado de puras abstracciones y de puras interpretaciones, nace de una laguna abandonada la última esperanza del bien y el despertar de los silencios, que una vez fueron entregados envueltos en papel, hoy de repente se desmoronan por la libertad, libertad que ata por los líquidos de los cerebros tristes que no llegan a su destino, por la inestabilidad del ser, por la caridad y la majestuosa herida de la preocupación, por la caricia a las cinco de la mañana, por ver dormir a mortales que no respiran -a ratos- y cobijan su ausencia de sueños en brazos extranjeros, y necesidad imperiosa de guardar a esos hombres en úteros guardianes para que nada los dañe y nada los ame y nada los dañe y nada los dañe y nadie los llore.

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