jueves, 28 de mayo de 2009

Pasos

Comienza su caminata con el nuevo sol en la cara, mirando a todos lados recupera el aire real que perdió durante todo el día en la oficina, en el cubículo gris de un metro por uno y medio. De un paso a otro, con el sol en la cara, cruzando Santa María escapando de la bocanada del metro, camino rápido por el camino de piedrecillas que se meten en mi pie y me molesta, apoyo mi mano en el árbol de la izquierda para sacudir mi pie.
Y mientras sacudo el pie un ciclista viene dando la vuelta por el frente, casi chocan y justo en ese preciso momento cuando en mi la cara se dibujaba un gesto de horror, llega otro ciclista por atrás que dice: “ah”, el que viene por delante dice: “uh”, yo no digo nada porque en este milisegundo no pude formular palabra ni pensar en formular una, entonces me quedo seco y plantado a las piedrecitas. Me entrego a la audacia de los dos ciclistas, evadieron bien pero me susurraron al oído: “saco guea” y en su mente decían: hay gente gueona, era mina o mino, si es mino era rica... Lo último lo pensó el personaje de atrás, claramente habría sabido que mierda soy si por lo menos me hubiera visto la cara.
El ciclista de adelante no pensó nada porque iba atrasado a la cita que tenia con una mujer llamada Consuelo y que precisamente lo iba a consolar cuando lo dejara por su vecino, el Miguel. Se supone que después que termine el Miguel con la Consuelo en dos años más, ella le dirá mirando su soltería casi claustral que jamás debió dejarlo. Después de dos años y 1.500 cachas, tomando un café, que él pagará.
De un paso en otro, me arreglo la camisa, bueno, lo importante es que ahora salgo de mi incertidumbre, el camino de Tobalaba a Los leones es definitivamente corto.
No quería mirar hacia adelante, prefiero a veces caminar como los santiaguinos con la cabeza agacha, como pidiendo disculpas por existir, en realidad pido disculpas porque me dirijo a dejar a quien ha sido mi compañía intermitente por quince meses y seis días, ahora repentinamente miro hacia delante y me arrepiento, no me arrepentí de robar dulces cuando chico, pero me arrepiento por mirar de frente. Lo veo fumando, con la cola de caballo en su cabello, algunas canas que no tienen nada que ver con su edad, ojos sanos (cuando está cansado se ponen rojos), pasado mañana haré la ultima llamada o mandaré el ultimo mensaje, el último porque es su cumpleaños. Hoy lo dejaré porque me dejó sin saberlo. Vamos cruzando, me atropella un auto, el auto sale rápido, nadie sabe que hacer y yo me desangro y da lo mismo, ya me desangré el 1 de Marzo y a los quince, y la semana pasada cuando lo quise dejar… él ya sabia lo que iba a pasar, talvés sabia que me iba a desangrar ante él, quizás sabia que me gusta tomar helado y fumar Kent y no Belmont como hago siempre.
Ahora que ya estoy desmayado me dan unas ganas de tomar una cerveza heladita y eso es, solamente he muerto, de paso lo dejé y le dejé la culpa de no haberme avisado que venia ese auto (espero que hayan sacado la marihuana del bolso) y ahora que pululo a la fotosíntesis… descubro que el cielo nunca existió.