En sus dedos jadeantes corre caliente
Por su olor penetra en sus mejillas
Y la sigue, persigue, inventa, engulle
Por su mentón resbala y cae
Gota
A gota
Y sus dedos siguen la ruta
Por su frente háyase una nube de escarcha
Y las manos temblorosas rezan
Lo que deshace, cae, se dilata, caliente, lo engulle
Los dedos avanzan a sus labios sedientos
En la boca del estomago el vacío, la nada
Parpados que pestañean más rápidos que pensarlos
Lagrimas que navegan su inconsciente
Llegan a la oreja misma de la obsesión, dejación, caliente, lo engulle
Tiembla
Los dedos, con saliva se deslizan
Callan, piensan, dudan, sienten, calientes, lo engulle
Uno tras otro cae, uno y otro entran
Y uno tras otro retroceden hasta su pecho dolorido
Estira, alcanza, atrapa, torpe
Entre etiquetas, la lujuria, y chupa y no siente
Y uno tras otro engulle y se calientan con el palpitar de sus yemas
La boca del estomago vacía… y en su cabeza la sombra…
Escarcha, se calienta, no se derrite, cae una y otra vez
Pedazos, uno otro entran y cortan, lonjas de dolor
La gula, que corre por el ojo navega la culpa
Chupa el abandono
Y muerde y despoja al orgullo, se contrae – es viento
Saliva en la frente, de dolor
Dedos que apenas toca el recuerdo
Dedos sedientos de sal, sal uno tras otro – el grano
Entra, uno tras otro
Engullendo el grano de sal
que entra uno tras otro, lento en la sangre abierta que gotea – es tierra.
2 comentarios:
Cassandra Cara:
he leído con atención sus poesías y me he quedado sorprendido del flujo torrencial que muestran sus signos. Buenas salenas!
Tito, alias el profe de filosofía
te amo.
Escribes con una fluidez, como si fueran gotas que resbalan en un vidrio, en esa temporada de lluvia.
que esa lluvia de palabras, riegue nuestra planta, para tenerte entre mis brazos y amarte, amarte tanto como te extraño ahora.
ignacio
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